LA MICROBIOTA, LOS PROBIÓTICOS Y LOS PREBIÓTICOS
Empecemos por el principio, ¿Qué es la microbiota?
Es una comunidad de microorganismos, principalmente bacterias (aunque también puede haber virus, hongos…) que se encuentran por todo el cuerpo, desde los intestinos hasta en la misma piel. Cada ser tiene su propia microbiota y, en ella, se encuentran bacterias, virus, hongos… beneficiosas para él. La microbiota es una parte muy importante en la salud de nuestros perros y gatos ya que actúan, por ejemplo, en la obtención de energía, la actividad inmunológica, el desarrollo de la neuroconducta…
Cuando esta microbiota se desequilibra el cuerpo entra en lo que se le llama disbiosis y puede desarrollar enfermedades como diabetes, obesidad, diarreas, etc. Aspectos que pueden alterar la microbiota son el estrés, el entorno ambiental, una alimentación inadecuada y procesada o el uso de fármacos y antibióticos. Para ayudar a que la microbiota sea variada y esté equilibrada debemos recurrir a los probióticos y prebióticos.
¿Qué son los probióticos?
Son microorganismos vivos que, ingeridos en cantidades adecuadas, aportan beneficios al individuo. Estos microorganismos trabajan conjuntamente con los ya existentes en la microbiota del individuo para ofrecer beneficios a distintos niveles:
Tubo digestivo. Junto con la microbiota intestinal inducen a un pH inferior a 4 para inhabilitar a los patógenos y favorecer las bacterias beneficiosas.
Sistema inmunológico. Los probióticos ayudan a la absorción de nutrientes y minerales, a la eliminación de toxinas del ambiente, entre otras. A su vez, ayudan a que no se dé una reacción exagerada cuando patógenos atacan el cuerpo del individuo.
En la mucosa y en el epitelio intestinal. Los probióticos ayudan a mantener la integridad intestinal, evitando daños que pueden ocasionarse como consecuencia de alergias, microorganismos patógenos y células inflamatorias. Además, ayudan a reparar el equilibrio intestinal contribuyendo en la producción del moco intestinal.
Procesos digestivos. Los probióticos ayudan a digerir la lactosa, las proteínas y los lípidos; a sintetizar las vitaminas y aminoácidos y a absorber los minerales como el hierro, el calcio y el magnesio.
Sistema nervioso. La microbiota intestinal es muy importante en el desarrollo de la función cognitiva, del estado de ánimo y de las emociones, y las relaciones interpersonales.
Sistema dérmico. En la piel viven el 60% de las cepas bacterianas, junto con virus, hongos e, incluso, ácaros. La microbiota ayuda a suprimir los genes relacionados con enfermedades y promueve los genes que buscan mantener la salud.
¿Qué beneficios aportan los probióticos?
Tomar probióticos ayuda a :
Mejorar la salud de los perros y gatos con problemas digestivos: Ciertas cepas ayudan a repoblar de microorganismos beneficiosos el sistema tras haber quedado la mucosa alterada como consecuencia de los antibióticos
Modular el sistema inmune y las enfermedades autoinmunes: reducen la gravedad de los síntomas y previenen algunos procesos alérgicos.
Disminuir la intolerancia a la lactosa: Hay probióticos cuyas cepas degradan la lactosa para impedir que llegue al intestino grueso.
Prevenir infecciones: del tracto respiratorio y urogenitales entre otras.
Reducir los síntomas de la inflamación intestinal: Hay ciertos probióticos que ayudan a mantener la mucosa gástrica e intestinal para combatir los síntomas que se sufren en enfermedades como la gastritis o la colitis ulcerosa.
¿Qué son los prebióticos?
Los prebióticos son el alimento de los microorganismos que se encuentran en la microbiota y, por lo tanto, benefician la salud de la persona que los ingiere.
Un ejemplo de ello son la patata, la yuca, el arroz, sobre todo, de grano largo o basmati y ciertas legumbres como las judías o los frijoles. Pero, para que todos ellos cumplan las características de “prebiótico” deben ser cocinados y enfriados durante 24h. De esta forma se transforman en alimentos que contienen un almidón resistente que, al no ser aprovechado o digerido, pasa al colon para ser alimento para las bacterias que en él habitan. Los prebióticos suelen ser alimentos no digeribles por el sujeto que los ingiere.
Para que los prebióticos se consideren como tal deben:
Ser resistentes a la acidez gástrica y no ser absorbidos en el tracto intestinal superior.
Ser fermentados por bacterias beneficiosas de la microbiota intestinal.
Ser capaces de ofrecer beneficios para la salud.
¿Qué beneficios aportan los prebióticos?
Generan ácidos grasos de cadena corta que ayudan al aumento de bacterias beneficiosas.
Regulan el transporte de líquido a través de los epitelios.
Mejoran el estado de la mucosa.
Fortalecen la defensa ofrecida por la piel.
Mejoran las condiciones de enfermedades crónicas.
Impide el crecimiento de patógenos al ayudar a la abundancia de bacterias buenas.
Combaten el estreñimiento al aumentar el bolo fecal y al estimular la absorción de agua a través de la mucosa intestinal.
Reducen la incidencia de enfermedades degenerativas, como neoplasias, diabetes, enfermedades coronarias e infecciones.
En conclusión, el intestino puede y debe considerarse como un segundo cerebro, no sólo por la red de neuronas que lo habitan, sino por lo crucial que es para la supervivencia de los animales, humanos y no-humanos. Tal y como hemos visto, nuestra salud depende, en gran parte, de la población de bacterias, virus, hongos… que habitan en nuestro cuerpo siendo su poca variedad el motivo de una larga lista de enfermedades.
Que nuestra microbiota y la de nuestros animales sea variada y fuerte depende, en su mayor parte, de la alimentación (además de aspectos como el ambiente, el estrés, las emociones…), por lo que es muy importante que ésta sea lo más respetuosa posible con la biología del individuo que la ingerirá. A esta dieta, además, le añadiremos probióticos (microorganismos beneficiosos) y prebióticos (alimento de los microorganismos de la microbiota) para aportar beneficios a la salud del hospedador y, sobre todo, para ayudarle a combatir patógenos existentes en el propio cuerpo y en el entorno.
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